Feliz.
El extranjero repartía sus cartas emocionado y esperanzado en que lo contraten para poder llevar dinerito a la casa.
Con un nudo en la garganta y un futuro incierto, Lenin Meléndez (44) cerró las puertas de su agencia de viajes en Venezuela, tomó a sus dos hijos y decidió buscar otro rumbo, lejos de aquella crisis en su país que los estaba consumiendo.
Desesperado, junto a su esposa, vino a tierras paraguayas sin otra cosa que un par de ropas y esperanza.
A pesar de encontrar solidaridad en nuestro país, nunca consiguió un trabajo, pero su señora sí pudo hacerlo. Sin embargo, el salario tampoco alcanza, ya que deben pagar el alquiler y alimentar a los chicos.
IDEÓ EL PLAN
Meléndez no quiso quedarse de brazos cruzados e ideó un plan para ayudar en los gastos de la casa: ofreció sus servicios a través de una carta.
Desde cortar césped, lavar autos, hacer reparaciones, trabajos de plomería e instalaciones, hasta ir al súper y dar clases de arpa paraguaya son los servicios que ofrece.
“Tenía un último G. 20.000 y decidí escribir la carta, hice 60 copias y las repartí en 60 casas”, contó a EXTRA el señor, quien dijo que gracias a eso ya consiguió un par de trabajos de limpieza para mañana.
El extranjero explicó que el salario mensual en Venezuela alcanza para comprar un pollo al mes. “Aquí en Paraguay vivimos bien y legalmente encontramos el calor de un hogar”, expresó.
El trabajador pidió que la gente confíe en él y lo contrate llamando al (0983) 830 223. “Solo quiero trabajar para ayudar a mi familia”, finalizó, al momento de agradecer a los paraguayos por dejarlos vivir lo más humanamente posible.
Según datos estadísticos, miles de venezolanos ya ingresaron al país en busca de oportunidades (ver tablas).
