Con la lluvia de la madrugada de ayer, Óscar González, conductor de Uber, se plantó frente a un bar de Ciudad del Este para pescar por dos chicas que le jodieron.
El conductor relató que una chica, que ya era su clienta, le pidió un viaje particular (sin la App) desde Foz de Iguazú, Brasil, hasta el centro de Ciudad del Este. Acordaron que costaría G. 130.000.
Fue a buscarla después de la media noche. La chica estaba con su amiga.
Al llegar a destino, la acompañante dijo al chofer que solo le pagaría 50 reales (G. 66.000). “Dijo que vio en otra aplicación y que ese monto le marcaba. Le dije yo no trabajo con esa empresa y, no sé si de burla, pero me dio G. 7.000 más y se bajaron”, indicó el conductor.
Las chicas entraron a un bar y el Uber se retiró. Más tarde regresó con otros conductores de la plataforma para exigirles que paguen la totalidad, pero no las encontraron.
“Esa plata no compensa ni el combustible que usé. Estoy trabajando de madrugada, con lluvia, arriesgando mi seguridad y no es justo”, lamentó González.
El conductor no tiene forma de recuperar su plata porque trabajó sin usar la aplicación de viaje, para no pagar la comisión que corresponde a Uber.
Quejas de pasajeros
Los pasajeros realizan a diario un montón de denuncias contra los conductores de Uber y Bolt.
Carolina Cáceres indicó que pidió un viaje con Uber y programó pagarlo con tarjeta. “El conductor me llamó y me pidió que cancele porque no acepta tarjetas. Le dije que yo no iba a hacer eso, entonces él me canceló. Justificó (en la App) diciendo que era un pasajero sospechoso y potencialmente peligroso”.
Todos las personas que se suscriben a una cuenta de Uber aceptan (en letras chicas) cumplir con una serie de reglas de comportamiento.
Las reglas
Algunas de ellas son: Tratar con respeto al conductor, no dejar basuras en el auto, no dar portazos, ser puntual, evitar el contacto físico, etc. El conductor puede quejarse del pasajero y, si es grabe o recurrente, Uber suspende temporalmente la cuenta del cliente.
Algo similar le pasó a Elena Gómez. “Discutí con mi Uber porque tomaba los caminos más largos, saliéndose del GPS. Al bajar me dejó una mala calificación, puso que fui una pasajera ofensiva”, indicó la joven.
S. García publicó en Twitter que pagó en efectivo a un Uber, pero después le llegó un mensaje sobre una cuenta pendiente porque el chofer apuntó que no pagó, y obviamente ya nadie le quiere acarrear así como así a la pasajera.