18 abr. 2024

Secuestro de brasileña atemoriza a pobladores

Con angustia esperan novedades sobre la señora. Desde el sábado a la noche, su marido clama a los secuestradores que la liberen sana y salva.

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Sandra Cristina Maceda y su esposo Milton Gabriel Rubet (arriba). Así es la Colonia General Díaz de Mbaracayú (derecha).

El secuestro de la brasileña Sandra Cristina Maceda Rubert, de 56 años, causa conmoción en los pobladores de la Colonia General Díaz, distrito de Mbaracayú, departamento del Alto Paraná.

La señora sigue desaparecida y la información se maneja con mucho cuidado ya que la familia solicitó a la Policía que se retire, por exigencia de los supuestos secuestradores.

Sandra salió de su casa el sábado a las 15:30 para realizar su caminata diaria en cercanías de su casa. La noche cayó y su marido, Milton Gabriel Rubert (57), alertó a la Policía de su desaparición.

Más tarde, Rubert recibió una llamada en el celular de su señora, ya que lo había dejado en la casa. Un hombre le habló en portugués. Le exigió 250.000 dólares para liberar a la víctima. La mujer también habló con su esposo.

El plazo para la entrega venció ayer, pero se desconoce si hubo una segunda comunicación con los secuestradores. El fiscal Antisecuestro Alberto Torres, dijo que se trata de una situación muy delicada y no puede dar detalles. Pusieron una psicóloga para la familia.

La víctima es excuñada de los dueños de la empresa brasileña Disam, distribuidora de insumos agrícolas en Brasil. La empresa Diagro SA, es su filial en Paraguay.

Preocupación

Los pobladores están aterrados. Es la primera vez que ocurre eso en la zona, donde todos son agricultores.

Robson Alonso, vecino, expresó que conocen a la familia por su labor en el campo. Temen ser los siguientes. “Nos sentimos con las manos atadas. Pudo pasar a cualquiera de nosotros. Todos somos gente trabajadora y de bien, necesitamos mayor seguridad”, señaló.

El camino que lleva a la compañía es de tierra colorada. El acceso y la salida del lugar resulta complicado hasta para los propios lugareños. La zona es muy oscura. Hace años que piden mejoras a las autoridades, pero no son escuchados, según el poblador.