Cientos de peregrinos se acercan por día hasta la basílica de Caacupé para cumplir su promesa o pedir a la Virgencita que interceda por ellos en algún problema de salud o económico que los aqueja. Entre tantas personas y la vuelta tras dos años de espera, los vendedores de la zona hacen de todo para ganarse unas moneditas.
Entre los negocios más llamativos está el de unos comerciantes que alquilan por minuto sillas de plástico, para aquellos peregrinantes cansados que quieran descansar un rato sentados. Con un peculiar cartelito hecho de un pedazo de cartón, ofrecen los asientos.
Según los lugareños, este negocio de alquiler de sillas es nuevo y que es muy barato. Alquilan en docenas y las ubican a la vista de los dueños para evitar robos. Los precios del alquiler van desde G. 10 mil’i y varían de acuerdo al tiempo que se las alquilan.
Otros negocios que volvieron a aparecer este año son las ventas de velas, botellas personalizadas para cargar el agua bendita, piri para acostarse y alquileres de almohadas.