
En las siestas de la Chacarita, el trompo arasá vuelve a dar sus interminables vueltas, marcando a su paso en la tierra roja del patio de casa, esas mágicas líneas finas que se cruzan entre sí. Rolando, más conocido como Kikito, el mita´i akãhatã (niño travieso) del barrio San Felipe, ensaya, persistente.
Su mirada está fija en el pequeño “demonio de Tazmania” que ha logrado crear con ese tiro perfecto. “¡Ejeí, ejeína Pedrito!” (Salí, salí Pedrito) dice a su amigo y logra domar, orgulloso, en la palma de su mano el tornado rojo de madera. Sus vecinitos lo miran y aplauden asombrados.
Mientras, en la otra punta, las chicas cantan y saltan con la cuerda en una demostración perfecta de coordinación, destreza, alegría e inocencia.
Ayer, en la Costanera de Asunción se realizó la clausura de la colonia de vacaciones “Saraki a lo Yma”, impulsado por el Concejal Hugo Ramírez. Alrededor de 60 niños aprendieron a hacer pandorgas y conocieron los tradicionales juegos del Paraguay.
Aprendizaje
“Los chicos aprendieron a hacer una pandorga, a medir el hilo de su trompo, a jugar de nuevo con la goma, al salto de la cuerda. Con estos juegos trabajan el cuerpo y la mente”, dijo Juan Cabral, coordinador de la actividad. “Algunos padres se emocionaron y trabajaron con nosotros. Los niños necesitan más estímulo para desarrollar sus capacidades. La mayoría, en estas vacaciones, quedaron al cuidado de sus hermanos mayores, que son menores de edad, o de sus abuelos”, agregó el responsable.