La paraguaya da testimonio de la humildad y sencillez del papa Francisco. Una sotana, pantalones negros, zapatos cerrados y un maletín en la mano; era la habitual vestimenta del padre Jorge Bergoglio, actual papa Francisco, para salir a recorrer las periferias de Buenos Aires. No llevaba lujos ni andaba en auto. Aún siendo arzobispo, prefería el subte, el micro y andar a pie.
“Hasta ahora recuerdo cuando venía con su sotana negra, se bajaba del colectivo y caminaba tres cuadras por el barro hasta llegar a la parroquia”, cuenta la compatriota luqueña, Juana Paredes, quien vive en la Villa 21 de Buenos Aires desde hace 13 años.
Ella dejó Paraguay por la difícil situación económica que asfixiaba a la gente y fue al país vecino con toda su familia. “Los primeros días que vine, me encontré con la parroquia Virgen de Caacupé y ahí conocí a Bergoglio. Era demasiado bueno, muy humilde, un verdadero compañero. Podíamos hablar y rezar con él, como un amigo. Se adaptaba mucho a la gente”, recuerda la paraguaya.
Los ojos de Juana brillaron cuando se enteró de que Francisco irá a Argentina en el 2016. Espera que, estando allí, les visite como antes. “Ojalá que venga junto a nosotros. Sé que tiene muchos guardaespaldas, pero guardamos la esperanza de que se esconda un rato y venga. Le queremos pasar la mano, abrazarlo, como le saludábamos antes”, expresó ansiosa.
Jóvenes rezaron por la visita del Papa
Miembros de la organización “Hagamos lío Paraguay” se congregaron ayer sobre calle Palma para rezar por la visita de Francisco en julio. La actividad se denominó ‘Avemarías Gratis’ y tuvo una masiva concurrencia. Al mismo tiempo, aprovecharon para realizar inscripciones de servidores. Por otro lado, encargados de organizar la liturgia se reunieron ayer en Caacupé para coordinar la misa que celebrará el Papa el sábado 11 de julio en el Santuario.