26 ago. 2025

“Quemaron mi casa; nosotros estábamos dentro”, relató una víctima del microtráfico

La afectada relató que dos jóvenes en motos arrojaron una botella con nafta y encendieron un fósforo.

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LA BOTELLA. La botella de plástico contenía nafta y fue arrojada por su puerta. Ellos observaron desde la ventana y lograron apagar el fuego con una manguera

Radio Marandu FM

Basilia R., del barrio Santa Librada, Coronel Bogado, Itapúa, relató el calvario que está viviendo, ya que sospecha que los hijos de sus vecinos son chespiseros y venden drogas en el barrio.

El domingo, cerca de las 12 de la noche, estaba con su hijo en su casa. Mientras acomodaban a su perrita para dormir, escucharon el ruido de una moto frente a su vivienda.

A través de la ventana, su hijo vio a un joven intentando abrir el portón, pero por temor, ambos decidieron permanecer encerrados en su humilde hogar.

“Sentimos que arrojaron una botella; se olía a nafta y luego encendieron un fósforo, lo que provocó que mi puerta y mi cortina se incendiaran. Por suerte, logramos apagar el fuego”, relató la afectada.

Basilia pudo ver al joven que escapaba en moto mientras gritaba “¡pipuuu!”. Según ella, actuaba como si estuviera borracho.

“Una vecina también lo vio”, agregó en una entrevista al Radio Marandu FM.

La mujer explicó que ahora vive con miedo, ya que ella y su familia son personas trabajadoras que madrugan para ganarse la vida.

EL PATRÓN

“Son gente conocida los que hicieron esto. Son como cinco chicos que andan en moto. Al lado de mi casa vive el patrón, que probablemente los mandó. Mi vecino es el jefe, y en su casa se reúnen. Él tiene su negocio. Hasta la jefa de la policía sabe de esto, pero yo tengo la libertad de decir: ‘El pez muere por la boca y el delincuente por el silencio’. Ahora ellos están callados, no hacen ruido después de lo que me hicieron”, afirmó.

Basilia aseguró que irá hasta las últimas consecuencias y que no tiene miedo.

“Yo no soy delincuente, mis hijos tampoco. Soy servidora de la iglesia, devota del Divino Niño y confía en la protección divina.

Además, contó que conoce a la madre de los jóvenes involucrados, quien a veces asiste a la iglesia, pero ahora la considera cómplice, al igual que al padre.

“Si yo supiera que mi hijo intentó quemar la casa de un vecino, yo misma lo entregaría, porque eso no se hace. Los padres deben ser responsables y no criar hijos delincuentes”, dijo muy afectada.