
La docencia es considerada por muchos como el más sacrificado de los trabajos. Cuando esta tarea implica atravesar peligrosos obstáculos se convierte en toda una odisea. Y solo aquellos que aman verdaderamente lo que hacen son capaces de arriesgar hasta sus propias vidas en pos de llevar conocimiento a los niños.
Es el caso del profesor Basilio “Papo” Torres, que debe atravesar 60 kilómetros de esterales a bordo de un cachiveo (bote) para llegar a la humilde escuela San Pablo, ubicada en el distrito de Guazucuá, Potrero Esteche, en el departamento de Ñeembucú.
El docente explicó que lleva tres años enseñando en la institución, donde hace de director, profesor y hasta sereno. “Yo vengo los lunes y me voy recien los viernes porque pasar por el esteral es un poco peligroso, por eso me quedo a dormir en la escuela”, relató a EXTRA el educador
Pocos alumnos
Torres tiene solo 4 alumnos pues en la zona ni siquiera hay electricidad. “Todos los chicos que tienen la posibilidad se van a otras escuelas, los que están acá no saben ni lo que es ver la tele”, describió. Ante esta carencia, el maestro sostiene que los niños no saben hablar el castellano y que les cuesta aprender por eso las materias.
“Papo” tiene un plurigrado que funciona en el turno tarde, con un alumno en el primer grado, dos en el tercero y otro en el cuarto. Su mayor deseo es que las criaturas cuenten con energía eléctrica y que haya un camino de todo tiempo para llegar a la institución.