Pablo Monges (nombre ficticio) se recibió de contador hace tres años. Estaba ilusionado con tener su propio negocio, pero para conseguirlo debía trabajar duro ya que su familia es de escasos recursos. Terminó la carrera gracias a las becas que consiguió, mediante sus excelentes notas.
Se dedicó a las ventas, fue repartidor de gaseosas y llegó a tener otros empleos, pero eso no fue suficiente para alcanzar su meta.
Por eso tomó una de las decisiones más difíciles de su vida: abandonar su querido Yuty (Caazapá) y buscar un futuro mejor fuera del país. Llegó a los Estados Unidos hace nueve meses.
El suyo es uno de los miles de casos de compatriotas que van al exterior con la esperanza de tener una mejor calidad de vida.
MIEDO
Pero esa misma ilusión parece ahora estar desapareciendo ante el temor de la deportación. El nuevo presidente norteamericano Donald Trump dijo a varios medios de su país que creará una “fuerza de deportación masiva”, para sacar a todos los extranjeros que están de manera ilegal en la tierra del Tío Sam.
“Ese era su discurso, yo solo espero que no lo cumpla”, admitió Monges. El joven de 28 años llegó y se instaló en Nueva Jersey, uno de los estados con más cantidad de inmigrantes paraguayos.
“Acá la mayoría ya está hace tiempo pero también hay muchos que no tienen aún todos los documentos. Yo ahora conseguí trabajo como mesero en un restaurante, los dueños son extranjeros y no me pidieron demasiados papeles”, relató el caazapeño
Trump asumirá la presidencia este viernes. Los latinos están todavía esperanzados con la idea de que el sucesor de Barack Obama revea su postura.
De acuerdo a los datos proveídos por la Secretaría de Repatriados, se estima que 50.000 paraguayos se encuentran esparcidos en territorio norteamericano.
Nueva York y Nueva Jersey son los estados con mayor presencia de compatriotas, de acuerdo al ente.