18 ene. 2025

“No vendí a mi hija, quise hasta matarme cuando la perdí”

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Sudando frío y con las manos temblorosas, Liza Portillo contestaba las preguntas de los periodistas. Las luces de las cámaras la intimidaban, pero agarrando fuerte a uno de sus bebés contaba su versión sobre un episodio que parece sacado de una dramática novela.

“Yo nunca vendí a mi hija, quise hasta matarme cuando la perdí”, dijo con voz entrecortada.

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La mujer se desayunó ayer la noticia de que habían encontrado a Fiorella, su pequeña hija desaparecida el 5 de febrero del 2014, cuando tan solo tenía 4 años.

La niña estaba dando clases en una escuela del barrio Centro de Capiatá a pocas cuadras del lugar donde por última vez la habían visto (ver cronología). Fio estaba bajo el cuidado de Crispín Coronel Amarilla y Celia Genoveva Chamorro, quienes la habrían adoptado de manera ilegal.

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“La regalaron”

La teoría es que la pareja, luego de inscribirla como hija suya, fue a Argentina y al cabo de cuatro años regresaron creyendo que la historia de la desaparición había terminado. Por orden del fiscal Víctor Villaverde, ambos quedaron detenidos, al igual que Bella Soledad Montiel, la vecina de Liza que se encargaba de cuidar a la criatura.

Gloria Bordón, abogada de la pareja, aseguró que Liza entregó a su hija.

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“Ella estaba desnutrida y pidió a mis clientes que se hicieran cargo de la niña porque ella ya no podía mantenerla”, argumentó. Hasta el momento el encuentro entre madre e hija no se dio. Fio quedó en un Hogar de Capiatá.

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Nota relacionada:

http://www.extra.com.py/actualidad/aparece-fiorella-la-nina-que-fue-robada-hace-4-anos.html