Una enorme sonrisa tiene para los compradores doña Jorgelina López (66) del Mercado 4. Vende cigarro po’i, nacos y ajo y poroto para variar.
Desde los 19 años que trabaja en el lugar. Comenzó vendiendo “comestibles”. Llevaba aceite y harina sobre sus hombros.
Pero después eligió un rubro más liviano como el tabaco desde los 25. Así levantó a sus tres hijos. “Hasta Buenos Aires se va, cada mes vienen a llevar”, aseguró.
El Mercado 4 este sábado festeja 80 años de vida. Muchos de los más antiguos son como ella, de la segunda generación de vendedores.
“A mi mamá le ayudaba, después me casé y continué en el Mercado”, dijo. Recordó que le tocó vivir un gran incendio que les hizo comenzar de cero a los vendedores.
Doña Teófila Cardozo (70) está desde hace 34 años en este centro popular. Ella siempre vendió frutas, aunque antes circulaba más la plata.
“Es cara la mercadería y no sale, a veces hay pérdida, a veces no puedo pagar ni mis cuentas, soy tercera edad y no cobro porque tengo terreno con casa”, afirmó.
Trabaja de lunes a lunes. Los domingos, hasta el mediodía. Para las 05:00 de la mañana ya está en su puesto y se retira a las 17:00.
Entre dos
En el Mercado 4 también hay matrimonios que la reman juntos como Mirtha Noceda y Silvino Benítez. Ella hace 40 años que trabaja allí y le llevó a su puesto a su marido.
“Antes había más espacio para caminar. No había techitos en la calle que hacen de casa. Cada director que sube da el OK y comienza ahí la corrupción”, dijo.
En 1920 se desmanteló el Mercado Guazú de la época de los López. Abrieron otro mercado pero igual se saturó, según el historiador Jorge Rubiani.
Entonces abrieron mercados barriales. El Mercado 4 se ubicó en la zona donde más se estaba expandiendo la ciudad, recordó en entrevista a medios impresos.