El Jeep Compass rescatado tenía como destino Paraguay (foto: reproducción RICTV Maringá)
Un mausero que secuestró a una médica brasileña y la trajo en su camioneta desde Maringá hasta Foz de Yguazú amenazandola con una pistola de juguete fue detenido en la cabecera del puente de la Amistad mientras su rehén fue localizada en estado de shock en un barrio de las inmediaciones. El objetivo del malevo era una Jeep Compass, que tenía planeado vender en el lado paraguayo.
La víctima es una prestigiosa especialista en el área de fertilización humana, de 50 años, quien fue socorrida por la Policía Rodoviaria Federal (PRF) en la tarde de ayer y comentó que esa mañana había ido a hacer unas compras en el supermercado de Maringá, distante a más de 400 kilómetros de la Foz, cuando fue abordada por el delincuente de 31 años que ahora está detenido.
El delincuente la obligó a conducir hasta Umuarama, donde la obligó a cambiar de ruta para dirigirse hacia la frontera paraguaya, pero los allegados de la doctora habían hecho la denuncia y ello posibilitó un trabajo conjunto de la policía de Maringá con los agentes de la PRF por medio del rastreo satelital. El malevo incluso obligó a la mujer a que le dijera al marido por teléfono que no iría a almorzar en la casa porque iba a visitar a una amiga en las afueras de la ciudad.
Una vez pillado en el control brasileño en la cabecera del puente de la Amistad, el detenido confesó todo y comentó que unos 5 kilómetros antes de llegar al cruce fronterizo había abandonado a su víctima. El sospechoso no tenía antecedentes, indicaron en la policía, según recoge el sitio O Diario. La mujer desesperada entró a una farmacia a pedir ayuda y así pudo llegar a la policía.
La retención con fines de robo de vehículo, como en este caso, es una de las prácticas más frecuentes en el lado brasileño. Mismo ayer jueves, un concejal de Umuarama fue retenido por delincuentes, quienes le sacaron su vehículo para transportarlo al Paraguay. A menudo, los delincuentes retienen incluso a más de una personamientras hacen cruzar el rodado hacia el Paraguay. Otra modalidad en auge también es el uso de los vehículos robados para intercambiar por drogas en la frontera.