
Lo que a simple vista pareciera ser solo un bastón, que ayuda a realizar el largo recorrido hasta la morada de la Virgen de Caacupé, lleva impregnadas décadas de historias, promesas y la inmensa fe que mueve a su propietario, don Mauricio Chávez.
Hace 46 años, para cumplir el pacto que tenía con la madre santa, Mauricio tomó una rama de guayaibi y le dio la forma de una vara. Desde entonces, cada 7 de diciembre, el promesero se viste con ropas cómodas, carga agua en un recipiente y toma su bastón para emprender la caminata desde Fernando de la Mora hasta la Villa Serrana.
Ante la pregunta de cuál fue el milagro que la Virgencita azul le concedió, el hombre manifestó que era un secreto entre Ella y él, y que prefería no hacer “propaganda” con eso.
Año tras año
El palo lleva marcado cada año que el devoto cumplió su promesa de llegar caminando hasta la basílica, es decir, desde 1970. Además, la vara lleva escrita la palabra “peregrino” y algunas frases bíblicas.
A pesar de sus 78 años, el feligrés no dudó ni un instante y, con paso firme, una vez más cumplió su promesa y le dijo presente a la Virgen de los milagros. Por ello, su compañera de peregrinación, la vara, llevará grabado un nuevo año de misión cumplida.