05 jul. 2025

Lo que callan las domésticas: Patrona celosa le tiraba indirectas por sus estados del WhatsApp

Empleada doméstica contó que las jefas son muy celosas e inseguras. En cambio las doñas de la casa afirman que las jovencitas son muy problemáticas.

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Conseguir trabajo como doméstica es cada vez más difícil para las jóvenes, según la denunciante.

Ilustrativo

Un reclamo anónimo en Facebook encendió el debate en redes.

“Ahora ya no se puede trabajar tranquila, porque las patronas son muy celosas”, decía la denuncia publicada en la página El Plagueón Gua’i.

EXTRA habló con la denunciante villarriqueña, quien contó que en menos de un año tuvo que dejar dos trabajos a causa de esta situación.

El primer caso fue cuando tenía 22 años. Con la patrona se llevaba bien, pero todo cambiaba cuando aparecía el marido en la casa.

“La señora se ponía argel y después me tiraba indirectas en sus estados de WhatsApp”, contó.

Aseguró que todo se debía a que, anteriormente, el marido le habría puesto los cuernos a la doña con otra jovencita.

“La señora se quedó con complejos, pero nosotras no tenemos por qué pagar los platos rotos”, lamentó.

En su segundo trabajo no duró ni un mes. Esta vez, los celos eran por el hijo de la dueña.

“Parece que el muchacho me miraba mucho, y eso a la señora no le gustó”, relató la joven.

¡Hasta con cámara!

Según dijo, los maltratos eran cada vez más constantes, incluso llegando a poner cámaras de seguridad para controlarla mejor.

“Todo el tiempo me hacía entender que yo no era del nivel de su hijo y me controlaba por las cámaras”, aseguró.

Prefieren mayores

Isabel Méndez (55), de San Lorenzo, opinó sobre el tema y dijo que muchas patronas prefieren empleadas mayores no solo por celos, sino porque las jóvenes “son problemáticas”.

Comentó que algunas van a entrevistas con escotes o llegan tarde después de las farras del fin de semana.

“Con las niñeras es peor, viven con el celular en la mano y no cuidan bien a los niños”, agregó.

Por eso, prefiere a señoras con experiencia, que ya saben cómo manejarse. “Yo pensaría dos veces antes de volver a meter señoritas en mi casa”, finalizó.