A mediados de 2016, Pedro (nombre ficticio) conoció a una linda chica por Facebook. La jovencita le agregó y empezaron a escribir. No pasó mucho tiempo hasta que intercambiaron números y, vía WhatsApp, las conversaciones empezaron a ponerse picantes.
Entre piropos, coqueteos e invitaciones a salir que nunca se concretaron, se inició el juego. Las primeras fotos que se intercambiaron eran inocentonas, pero conforme iban aumentando el tono la cosa se ponía “interesante”: hasta que un día comenzó la extorsión.
“Pagaba 500.000 guaraníes semanales para que no publique su foto desde hace dos años”, contó a EXTRA el subcomisario Jorge Olmedo, del departamento Antisecuestro y Extorsión de la Policía.
“Ese era su modus operandi, les agregaba a la red social, entraba en confianza, mensajeaban, intercambiaban fotos y luego empezaban las extorsiones”, explicó el uniformado sobre el mecanismo utilizado por el hoy detenido Fabio Abel Duarte Espínola, un joven de 27 años que llevaba una vida completamente normal y acomodada, con esposa e hijos, pero había sido se dedicaba a engañar a incautos en busca de alguna aventura.
Según Olmedo, las víctimas rondan los 40 años y generalmente son profesionales con familia que, en caso de pillarse sus andanzas, tienen mucho que perder. Pero no solo hombres caen en el esquema. Anteayer, la fiscalía descubrió que desde al cárcel de Misiones se captaban por redes sociales mujeres que eran llevadas a las “privadas”, les grababan videos íntimos y luego eran extorsionadas