La empleada doméstica que trabaja hace años con la familia de la concejala departamental de Itapúa, Josefina Zayas, salió de vacaciones. En su reemplazo, y recomendada por el jardinero, llegó una jovencita de 17 años.
“Ella era muy guapa, pero callada. Tenía que quedarse dos meses con nosotros, pero a los 15 días sucedió lo que no nos esperábamos. La forma que actuó nos sorprendió a todos”, dijo Zayas.
La señora recibió a su hermano y su cuñada que llegaron de Asunción. La doméstica metió las maletas en la habitación preparada para la pareja. La patrona y sus visitantes pasaron mucho tiempo en el patio, tomando tereré y hablando. Cuando volvió a su pieza, uno de los huéspedes notó que parte del dinero que tenía en su bolsón ya no estaba.
“En la casa solo estábamos tres, mi hermano, yo y la empleada. Le llamé a la chica y le pedí que abra su cartera, ni ella sabía la cantidad de dinero que tenía ahí. Inventó que su papá le envió plata, pero eran los G. 700.000 que le faltaban a mi hermano”, dijo Zayas. La alta funcionaria entró al dormitorio de su empleada y notó que tenía varias bolsas empacadas: ella estaba lista para huir ese mismo día. “Tenía guardadas mis joyas y una bolsa llena de ropas de mi hija”, detalló la dueña de casa.
MANOJO
La joven tenía en su poder un manojo de llaves. Eso llamó la atención de la concejala y llamó a la Policía. La doméstica confesó a los agentes que eran de la casa donde trabajaba anteriormente. Su exjefa fue citada en la comisaría y le entregaron los duplicados, que eran de su domicilio y del hotel que tiene como negocio. “Al final no presenté la denuncia. Me dio pena, sé que su mamá está enferma del corazón”, dijo la edil.