La situación en su casa no andaba bien. Pese a que sus padres laburaban mucho, la plata no alcanzaba y la preocupación consumía a Laura Ruiz. “Le pedí un trabajo a la Virgen de la Natividad y en menos de 6 meses conseguí”, comentó a EXTRA la licenciada del Hospital Nacional de Itauguá.
De eso pasaron ya catorce años durante los cuales, ininterrumpidamente, Laura, de 37 años, junta su platita para el tradicional vito de la festividad guarambareña.
“A partir de marzo más o menos junto cada 2.000 que me llega, pongo en una cajita y le digo (a la virgen), ‘este es para vos’. Cada vuelto guardo y meto ahí”, manifestó.
Mantener viva
Desde que era muy pequeña, de la mano de su abuelita, Jacqueline Benítez asistía a los tradicionales festejos de la Virgen de la Natividad de María. La tradición de lanzar dinero para los niños heredó de ella.
Cada año, desde el 2010, la mujer de 56 años acude religiosamente para agradecerle también que consiguió laburo gracias a ella. “Esto no se tiene que dejar. Las tradiciones hacen a la cultura de un pueblo y eso hace que haya amor y unidad familiar”, expresó.
Por su papá
En el año 2014, Carmen Vargas (67) quedó viuda. “Al fallecer mi marido le pedí por la salud de papá, el 11 de septiembre él cumple 99 años”, comentó al borde del llanto.
La doña contó que junta cada 2.000 y 5.000 para lanzar el vito. La actividad será hoy a las 12:00 y se espera que dure como 10 minutos. Solo está permitido tirar billetes y es exclusivamente para niños. La tarima se preparará desde las 10:00 de la mañana de hoy, en la plaza Emiliano R. Fernández.
Desde ashá vino para verle
Agustina Filliez llegó desde Clorinda, de la provincia de Formosa (Argentina), para cumplir su promesa de limpiar los enseres de la Virgen. “Hace 25 días no podía levantarme de la cama, ahora no siento dolor. Es muy poderosa la Virgen de la Natividad”, dijo.
Ayer vistieron a la Virgen
Dos vestidos hechos por guarambareñas se le entregó a Feliciana Ruiz, la encargada de la iglesia. Anoche vistieron de gala a la virgen y le colocaron la peluca que, según contó Feliciana, tardó un año en hacer la persona que le donó a la santa imagen.