En sus primeros días, el lanzamiento de la línea 155 tuvo movimiento. Más de 1.000 personas marcaron el número buscando ayuda psicológica.
El director de Desarrollo de la Red de Salud Mental y Adicciones, Aldo Castiglioni, admitió que un poco más de la mitad fueron atendidas.
La línea fue presentada como una herramienta para asistir a personas en crisis, con un equipo de 25 psicólogos disponibles las 24 horas para ofrecer contención emocional.
“El servicio se puso en funcionamiento el 27 de mayo para probar el software, la plataforma y demás, y desde ese momento ya empezaron a entrar un número significativo de llamadas”, dijo Castiglioni.
Además, mencionó que, de alguna manera, las personas que llamaron antes del anuncio oficial, ya conocían el número, porque a través de los motores de búsqueda de internet ya figuraba el 155.
El lanzamiento oficial fue el 24 de junio por la tarde, y a partir de ese momento, se puso en funcionamiento a nivel país.
“De las más de 1.000 llamadas recibidas, se lograron atender unas 600, ya que muchas eran de personas que llamaban y luego cortaban. Hasta hoy (por ayer), ese es el número de atenciones concretas”, explicó.
Pero no todos los que marcaron recibieron la ayuda que esperaban.
Fuerte crisis
Araceli, Ch, de 23 años, llamó desesperada la madrugada del 25 de junio. Estaba en plena crisis emocional, medicada por depresión, y no sabía a quién más acudir.
Llamó al 155 a las 2:37 am, buscando que alguien la escuche, que la calme, pero quedó decepcionada. Según contó a EXTRA, el psicólogo que la atendió le habló con desgano.
Supuestamente empezó a hacerle preguntas: dónde vive, con quién está y que seguramente su medicamento no le está funcionando, pero no la contuvo. Lo único que le dijo fue que al día siguiente llamé a otro número, que resultó ser el de Ciudad Mujer.
“Justamente vi un día antes la información y, como supuestamente ellos están para contener, para escucharte, llamé, pero me di cuenta de que no están capacitados. El muchacho que me atendió estaba bostezando”, se quejó.
Se pasaron la pelota
Quedó decepcionada.
Araceli estaba esperanzada de que le dieran cita por lo menos tres días después, porque pagar un psicólogo y psiquiatra le cuesta G. 600.000 en una semana, tres sesiones.
“Al día siguiente llamo, me registran y luego me atiende otra persona para el agendamiento con el psiquiatra y me dice que para el 27 de agosto recién tenían turno. ¿Y cómo una persona con crisis, con ansiedad, depresión, trastorno de bipolaridad va a esperar dos meses, no me parece”, refirió.
Como tampoco no le dieron una solución inmediata, Araceli le dijo que para esa fecha capaz ya no esté: “Y me respondió: ‘Bueno’”, lamentó.
Es un caso aislado
En respuesta a las declaraciones de Araceli, Castiglioni aclaró que se trata de un caso aislado. “La línea de crisis no reemplaza el tratamiento formal ni las consultas con profesionales de salud mental. Está pensada para brindar asistencia inmediata, en situaciones de crisis”, señaló. Refirió que los profesionales fueron entrenados en primeros auxilios psicológicos, en intervenciones en crisis y crisis suicida.