
Ese sábado, Martín Leguizamón Ovelar (55) estaba un poco extraño: ni siquiera quiso tomar un trago cuando sus amigos le convidaron. Poco antes de eso, incluso fue a la misa de Navidad. Volvió temprano a la casa diciendo que queria pasar una noche tranquila con su señora y su pequeño hijo de 4 años. Los otros dos retoños de la pareja habían ido a la casa de la abuela.
Pero algo por lo visto tramaba don Martín en su casa del barrio San José, de Villa del Rosario (San Pedro), donde vivía con su concubina, Aurelia Mendieta Gavilán, 17 años menor que él y los tres niños. El ruido de los explosivos sacudió el vecindario: eran las 12. Pero en el medio, sonaron dos escopetazos que se confundieron con los mbocavichos.
El primero dio en la cabeza de Aurelia, quien falleció al instante. El segundo se disparó el propio Martín, también en la cabeza. Después, la policía comprobaría que la escopeta solamente tenía dos balas, justo para concretar la terrible tragedia.
Celos y problemas
Era la 1:30 de la madrugada cuando los vecinos se dieron cuenta que el niño de 4 años salía de la casa llorando. Acudieron y se encontraron con la escena de luto. El pequeño estaba durmiendo cuando sus padres discutieron por última vez.
Cuando el suboficial mayor Agustín González llegó con la comitiva policial encontró ambos cuerpos ensangrentados. Todo había ocurrido luego de la cena, en medio de una fuerte discusión por celos. “Los vecinos dicen que era una pareja muy problemática. La mujer ya había hecho una denuncia contra el marido y el caso incluso llegó hasta el Juzgado, pero por lo visto después llegaron a un acuerdo”, agregó el subjefe de la Comisaría 13, de Villa del Rosario.
Con este caso, ya son 35 mujeres que murieron en manos de sus parejas este año.