
Entre hostias, sotanas y crucifijos, el pa’i Pedro Alfonso (33) siempre se hace de un poco de tiempo para dar rienda suelta a su noble pasión: la pintura. El sacerdote demuestra que, además de guardar muy bien las confesiones de los feligreses, también puede representar en un cuadro a las personas que pasan por su vida o a los paisajes que observa.
"(En la pintura) plasmo mis sueños, mi día a día como religioso. Trato de equilibrar ambas vocaciones”, expresó el cura.
Pintor de exportación
Relató que sus inicios como artista las tuvo en la infancia, en su San Lorenzo natal. “Yo dibujaba en el suelo con grandes figuras”, recordó. Contó que hace dos años fue ordenado como servidor de Dios. Durante su formación llegó a conocer países como Colombia y Argentina, donde se encuentran repartidas algunas de sus 25 obras. También le tocó la oportunidad de dar vida a maravillosos murales en iglesias locales.
Actualmente, es vicario en la parroquia Santísima Cruz de Capiatá. “Pocos son los que conocen esta faceta mía pero, gracias a Dios, siempre encontré comunidades que acepten mi talento. Aliento a los jóvenes a que se expresen”, finalizó el religioso.