08 may. 2024

Don Leopoldo, un papá con todas la letras: “Gracias a Dios estamos todavía juntos”

Desde que Benicio Díaz, su hijo, perdió la vista, nunca se apartó de él. Lo acompañó todos los días en la facultad y ahora es su guía en su profesión como abogado.

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Pese a su avanzada edad, don Leopoldo nunca abandonó a su hijo con discapacidad.

Un amigo fiel, su más grande sostén, la persona con la que siente una enorme seguridad y confianza desde niño. Así describe, en pocas palabras, Benicio Díaz (52), un abogado no vidente, a su papá, don Leopoldo Díaz (80), quien desde el inicio de su carrera profesional no solo lo apoyó, sino se convirtió en su guía, acompañante y lazarillo.

Pese a que la historia del papá e hijo ya había salido a luz hace unos años, desde hace unos días las imágenes de ambos trabajando juntos volvieron a reflotar en las redes sociales y son muy compartidas, sobre todo porque se acerca el día del Padre.

Varios comentaron que don Leopoldo es un “gran ejemplo” de padre, ya que pese a las circunstancias se desvivió cuidando a su hijo con discapacidad.

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“Gracias a Dios estamos todavía juntos”, dijo a EXTRA Benicio, resaltando que se siente muy agradecido con su papá porque nunca lo dejó, pese a su avanzada.

“Él está bien de salud, gracias a Dios, en el ejercicio de la profesión, siempre está conmigo”, indicó el abogado.

Benicio contó que vive con su mamá y su papá en Ñemby y que tienen un autito para movilizarse y realizar su trabajo. El profesional de derecho se encarga de realizar todas las diligencias judiciales, mientras que su papá lo acompaña con la parte operativa, entre manejar los papeles, las firmas y los sellos.

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“Mi papá maneja bien todavía, en un autito nos movemos. Para mí mi papá es insustituible, pero la confianza, la seguridad que me da implica todo para mí con su compañía”, comentó Díaz.

Abogado invidente: “En una palabra, papá es insustituible”

Benicio Díaz perdió la vista por completo hace 26 años tras un accidente. En 1997, se inscribió al cursillo de la Facultad de Derecho UNA y desde aquel momento su papá nunca lo dejó, lo acompañaba hasta en sus clases.