20 jun. 2025

Dijo que echó algo en el vino y le durmió por horas: “Me sedó muy fuerte”

Fotógrafo cayó en la trampa de una supuesta somnilera en Coronel Oviedo. El afectado hizo su propio trabajo de “inteligencia” y logró dar con la sospechosa.

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Ayer, en horas de la mañana se allanó la vivienda de Clara Nathalia Alfonso Santander, y de su poder se encontraron varias evidencias, como cajas de clonazepam.

Gentileza

Al abrir la solicitud de amistad, la vio a ella: linda, joven, con una sonrisa que atrapaba. Le pareció interesante.

Sin pensarlo mucho, la aceptó. En su perfil de Facebook, ella se hacía llamar María Soledad Rodríguez, pero todo resultó ser una mentira.

Se hizo pasar por otra mujer, pero...

A los pocos minutos, ya estaban escribiéndose. “María” le pidió su número de WhatsApp y ahí la charla se volvió más fluida: hablaron durante 15 días. Le dijo que tenía 20 años, que estudiaba enfermería, y que vivía en Coronel Oviedo, Caaguazú.

Soltero y sin compromiso

Él, Edgar Bóveda, de 42 años, es fotógrafo, soltero y también es de la misma ciudad. No tenía por qué esconderse de nadie, así que cuando ella le propuso conocerse en persona, aceptó.

Quedaron en verse en su casa a las 21:00 del 22 de mayo pasado, sin vueltas, pero, Édgar, terminó siendo somnileado.

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Edgar Bóveda, víctima de somnilera.

Captura de video

A eso de las 21:30, apenas la vio llegar a bordo de un Uber, supo que no era la misma de las fotos, pero la chica se adelantó con la explicación: Supuestamente usa otras imágenes porque los hombres son muy maleducados con ella. “Me chuleó”, refirió el afectado.

“Ahí ya comenzamos a tomar un vino dulce que yo tenía, también tenía cerveza, pero ella optó por el vino. Tomamos, hablamos y ponele unos 15 minutos, me pide más hielo y hasta ahí me acuerdo”, contó a EXTRA.

Aparentemente, en ese momento, la chica supuestamente aprovechó para echarle una sustancia a su bebida, que lo dejó dormido como un tronco.

No actuó sola

Además, “María”, sacó ventaja para llevarse todo lo que pudo con ayuda de un cómplice que dejó su automóvil cerca del lugar: cámaras, computadora, ropa, hasta las bebidas supuestamente alzaron en el vehículo.

“A las 10:30, más o menos de la mañana siguiente, desperté volado, apenas. Me acuerdo de que me bañé, iba a salir y en la entrada de casa me caigo”, recordó.

Sus vecinos se percataron y lo socorrieron. Incluso le dijeron que estaba borracho, pero Édgar les explicó lo que le había pasado.

Recién a las 17:30, en el hospital, volvió a abrir los ojos. Lo dieron de alta y ya en su casa, otra vez, se durmió como si el cuerpo le pesara toneladas.

El caso se hizo público recién ayer. Se realizó un allanamiento y la mujer, quien en realidad se llama Clara Nathalia Alfonso Santander, de 28 años, fue detenida. En su poder hallaron evidencias: cajas de clonazepam, otras sustancias controladas y su celular.

Sin embargo, la fiscalía no llegó a ella por casualidad, sino porque previamente, Édgar realizó un exhaustivo trabajo de inteligencia durante unos 15 días, y fue él quien guió a las autoridades a su guarida.

“María” resultó ser su vecina

Vive a 10 cuadras de la casa de Édgar.

Después de recuperar la conciencia, Édgar empezó a hacer preguntas entre personas cercanas y a dejar pistas en sus estados de WhatsApp, en silencio, sin dar demasiados detalles. Hasta que un hombre se animó a escribirle.

Gracias a ese contacto, descubrió que la joven vivía en su mismo barrio, a solo diez cuadras de su casa, en San Isidro, Coronel Oviedo. Hasta allí llegó la policía para detenerla.

“A mí me pasaron todos sus datos y me dijeron que ella ya hace eso, que duerme a los hombres”, relató.

Édgar la buscó en las redes sociales y descubrió que la mujer era su contacto en Facebook. Utilizaba su foto real.

Ella sabía bien quién era él, señaló el afectado a EXTRA.

La droga que le dio casi lo durmió para siempre

“Hoy (por ayer), en la fiscalía me mostraron su foto. La reconocí al instante. Dije: ‘Es ella’. Casi me mató. El doctor me dijo: ‘Tuviste suerte. Tu organismo es fuerte, por eso te despertaste. Si no, capaz, ya no despertabas’. Me sedó muy fuerte”, relató Édgar

Desde entonces, hombres que ni siquiera conoce comenzaron a enviarle solicitudes de amistad en Facebook. Él presume que hay más víctimas, pero muchos no se animan, como él, a hablar por miedo o vergüenza, porque están casados o tienen pareja.