Durante 44 años, Anadelia Olazar guardó en silencio un único recuerdo de su papá: una fotografía en la que aparece de bebé, sostenida en brazos por él y su madre.
Esa imagen, gastada por el tiempo pero intacta en su valor, era lo único que la unía a don Miguel Ángel, a quien nunca volvió a ver.
La historia comenzó en la juventud, cuando Miguel Ángel mantuvo un romance con la madre de Anadelia, quien luego se mudó a Ciudad del Este.
Al enterarse del embarazo, él viajó hasta allí para conocer a su hija. Tenía apenas nueve meses cuando se encontraron por primera y única vez, y fue en esa ocasión cuando se tomó la foto que la profesora conserva hasta hoy como un tesoro.
Durante años, Anadelia buscó a su padre en la zona de San Pedro del Ycuamandyyú, convencida de que allí podría hallarlo. Pero nunca lo logró.
Decidida a no rendirse, Anadelia compartió su historia en los canales NPY y Telefuturo. Esa fue la llave que abrió finalmente la puerta. La publicación llegó a manos de sus hermanos, quienes la contactaron de inmediato.
La confirmación vino gracias a la misma fotografía: don Miguel también tenía una copia, muy parecida, donde la bebé aparecía en brazos de la mamá.
La noticia, sin embargo, llegó con un golpe al corazón. Sus hermanos le contaron que Miguel Ángel falleció hace cuatro años, víctima de un problema cardíaco.
Se enteró que él también la había buscado, aunque con un detalle que hizo imposible el reencuentro: Miguel Ángel preguntaba por una niña de apellido López, el de su madre, pero ella había sido reconocida por su padrastro y llevaba el apellido Olazar.
En su lecho de muerte, él pidió a sus hijos que nunca dejaran de buscar a Anadelia. Hoy, sus restos descansan en Capiatá.
A pesar de la tristeza, la vida le regaló una nueva familia. Anadelia ya habló por teléfono con sus hermanos y fijaron un encuentro para el próximo 6 de setiembre en Capiatá.
“Mi papá falleció hace 4 años, pero me queda la alegría de saber que me buscó siempre. Había sido él también tenía la misma foto. Ahora sé que tengo tres hermanas y tres hermanos: uno en Encarnación, otro en España y los demás en Capiatá”, señaló la profe a NPY.
La profesora finalmente encontró las piezas que faltaban en su historia.