Desde la explanada de la Basílica, Fabiana Romero López, de Lima, San Pedro, llegó arrodillada hasta la Virgen de Caacupé para cumplir la promesa que hizo hace más de un año, cuando su beba, recién nacida estuvo al borde de la muerte.
Fabiana contó que su hija nació prematura un 20 de marzo. La pequeña estuvo en incubadora solo unos días y como parecía estar bien, los médicos le dieron de alta. Pero todo cambió de un día para otro: “El día que salimos de alta estaba bien, pero al día siguiente ya no”, recordó.
La beba sufrió una fuerte descompensación, su azúcar bajó a 45 mg/dL y fue llevada urgente al hospital de Lima. Allí, los doctores fueron sinceros y le dijeron que llegaron tarde y que no había muchas esperanzas de vida. Desesperada, la joven madre corrió hasta la capillita del hospital, se arrodilló frente a la Virgen de Caacupé y entre lágrimas hizo una promesa: “Si mi hija se salva, voy a ir hasta vos arrodillada”.
Contra todo pronóstico médico, la pequeña se recuperó y salió del hospital sana y sin secuelas. Hoy tiene un año y ocho meses y acompañó a su mamá a pagar su promesa, quien al salir de la Basílica, lloró y abrazó a su nena.
No podía tener hijos
Perla Coronel vistió a su nena de 5 años como la Virgen de Caacupé y llegaron caminando desde Coronel Oviedo, para agradecer a la Virgen por interceder por ella, para poder ser mamá.
“Después de 10 años de tratamiento y que los doctores me dijeron que no podía, pude concebir”, dijo la señora, que es de Ciudad del Este.
Se desmayaba
Cargando la imagen de la Virgen de Caacupé en sus brazos, Rosalino Quiñonez, su señora Morelia Escobar y su hijito de un año y cinco meses, caminaron desde kurusu Pablito hasta la Basílica, para pagar la promesa que hicieron por la salud de su niño.
“Él se desmayaba a cada rato, los doctores nos dijeron que era grave, pero no sabían qué exactamente tenía, por lo que nos encomendamos a la Virgen y ahora mi hijo está sano”, contó.
Desde la Argentina, sigue tradición de su mamá
Yves González llegó desde Buenos Aires para rendir homenaje a la Virgen. Contó que ya no tiene promesas pendientes, pues sus padres fallecieron, pero llevaba puesta una capa azul, igual a la de la Virgen, que perteneció a su mamá.
“Peregrino por agradecimiento, mis viejos vivieron hasta los 94 y 93 años. Aunque me duele su ausencia, me resigno al pensar que les tuve tanto tiempo”, contó a EXTRA.
Hoy continúa la tradición de su madre y cada vez que se coloca la capa, siente como si ella lo estuviera abrazando.
El don caminó solito desde Ypacaraí y dijo que lo hará siempre y cuando consiga para su pasaje, para venir desde la ciudad de Retiro, Argentina.
En Bici desde Saltos del Guairá: Su hija se curó de un tumor
Valerio Ferreira, oriundo de Saltos del Guairá, Canindeyú, llegó hasta Caacupé acompañado de su hija Sofía Ferreira, de 12 años, quien vistió el atuendo de la Virgen, en señal de agradecimiento y el de su esposa.
Cuando Sofía tenía apenas cuatro años, le detectaron un tumor y su familia se aferró a la fe para pedir su sanación. Valerio recuerda que la primera vez peregrinó caminando durante tres días, justo cuando su hija finalizó la quimioterapia. Cuatro años después, ella logró recuperarse completamente.
En esta ocasión, el padre realizó su promesa que cumplió viniendo en bicicleta y asegura que cumplirá la peregrinación cada año hasta el último día de su vida.
Pidió por una nena
Desde Coronel Oviedo, llegó Liliana Varela, de 25 años, acompañada de su bebé de cuatro meses, Marianelis.
Con la emoción a flor de piel, contó que siempre había querido tener una niña, ya que es madre de tres varones. “El año pasado vine y le pedí a la Virgen que, si era posible, mi próximo bebé fuera una nena”, relató.
El milagro llegó y Marianelis nació hace cuatro meses. Liliana no dudó en cumplir su promesa: vistió a su hija con un atuendo especial en honor a la Virgen y regresó al santuario para agradecerle por su bendición.
Ahora pidió que su hija siempre esté sana y así para venir cada año junto a ella, en su día.
Peregrinó por su vecina ñaña
Ña Águeda Morel contó que hizo el sacrificio de caminar varios kilómetros, para pedir por sus vecinos ñaña, con quienes tiene problemas por unos árboles.
La doña salió desde la compañía Pororó, Yaguarón, rumbo a Caacupé, vestida como la Virgen. La misma es conocida porque en años anteriores peregrinaba con unos ladrillos en la cabeza.
Por su parte, la vecina “ñaña” comentó el video de la entrevista y dijo que los árboles hacen explotar el transformador cada vez que hay viento fuerte, por lo que tuvieron que recurrir a la Municipalidad para poder podar, porque con ña Águeda es imposible llegar a un acuerdo.