05 mar. 2025

Cuatrillizos con dos meses crecen sanos y llenos de amor

La familia completa, Raquel carga a sus cuatrillizos acompañada de su marido Miguel y su hija mayor, Yaquelín. La niña constantemente acaricia a sus hermanitos. La familia completa, Raquel carga a sus cuatrillizos acompañada de su marido Miguel y su hija mayor, Yaquelín. La niña constantemente acaricia a sus hermanitos.

El verdadero amor, existe. Ese amor sincero, que protege y que cuida, se refleja en el brillo de los ojos de Antonia Raquel Montenegro, cuando observa a sus cuatrillizos. Esa inexplicable mezcla de sentimientos, que grita dolor pero empuña ternura, se siente en la voz de Miguel Obregón, cuando habla de ellos, con orgullo.

Miguel Hugo, Miguel Íker, Antonia Xiomara y Antonia Abigail, los niños que nacieron en el Hospital Materno Infantil de San Pablo (Asunción) ya cumplieron dos meses. “Son mi bendición. Se duerme poco pero se ama mucho”, expresó Miguel, entre risas.

La familia, también integrada por Yaquelin de 6 años, vive en Santa María, Misiones, en una casa pequeña pero acogedora. Los chiquitos duermen en la pieza de sus padres, las dos niñas en una cuna y los niños en otra. “Una empresa nos regaló una cuna para cada uno pero por falta de espacio todavía no podemos usarla”, manifestó Raquel.

“Por las noches se duerme poco, cada dos horas deben alimentarse. Su mamá les da los pechos a dos, mientras yo les doy la leche de suplemento a los otros dos. Después de dos horas, a los que tomaron el preparado les toca tomar la leche materna y así por turno”, explicaba el papá, mientras cebaba tereré a su esposa.

Por otra parte, en el día a día, Miguel tiene un trabajo triple. Por la mañana repara motos en un taller que está al lado de su casa. Cuando está sin clientes, va a ayudar a su esposa con las labores de la casa o con los niños. Además, realiza trabajos extras ayudando en otro taller mecánico cada vez que haya oportunidad.

La pérdida

A Raquel le dieron de alta el 9 de enero, un día después de que los médicos le dieran la noticia de que uno de sus quintillizos falleció, luego de más de un mes de nacida. Ese día viajaron a su pueblo, para sepultar a la niña. “Araceli era la más fuerte, la más grande, la única que no necesitó respirador. El doctor me dijo que tuvo una infección hospitalaria”, contó la madre.