
“Mi sueño es abrir mi propio consultorio”, dijo con los ojos llenos de ilusión, Alejandro Aquino, uno de los más de 100.000 damnificados de Asunción. En medio de la miseria y la desazón que afecta a los barrios que fueron desplazados por la crecida, el joven de 23 años está dispuesto a progresar.
Sentado en un sillón de cable, Alejandro lee su gran libro de Anatomía. “El martes tengo un examen muy difícil”, manifestó. El joven está en el tercer año de Fisioterapia y Kinesiología, en una universidad privada. Su meta es conseguir la licenciatura. Durante todo el día trabaja en jardinería y estudia por las noches.
Él y su familia tuvieron que abandonar su hogar ubicado en la Chacarita, levantaron una precaria vivienda en la Plaza de Armas, frente al Congreso. Alejandro comenzó a trabajar a los doce años, vendía ensalada de frutas frente a la institución en la cual culminó el bachillerato. Como su carrera es cara, tuvo que buscar otro empleo para solventar los gastos.
“En la Chacarita muchos jóvenes queremos salir adelante y nos ganamos la vida de forma honrada”, manifestó. Añadió que su objetivo principal es comprar una casa para su familia, donde las aguas no los obligue nuevamente a mudarse.
Orgullo de la familia
Teodocia Calonga, mamá de Alejandro, expresó que se siente orgullosa de su hijo. “Ale se queda estudiando a la madrugada, es muy responsable”, dijo la mujer. Lamentó no poder ayudar económicamente a su hijo, porque con la despensa que abrió cubre solo los gastos básicos.