El consultorio de Extra
Por: María Teresa Cabrera.
La obesidad es una enfermedad inflamatoria que involucra a otras como la hipertensión arterial, la diabetes, colesterol y triglicéridos elevados, lo que aumenta el riesgo de desarrollar eventos cardiovasculares.
El consumo de muchas calorías está relacionado con alimentos fritos, con ingredientes que contienen mucha grasa; con aumento de las porciones en las comidas (platos grandes en patios de comidas y restaurantes; “súper” hamburguesa, pancho, lomito; doble porción; comidas acompañadas con panificados y gaseosas, y con alimentos ricos en harina y azúcar.
El primer paso para lograr un tratamiento con éxito a largo plazo en el control de peso es la reducción en el consumo de calorías y eso se puede lograr modificando ciertos hábitos:
Incluir ensaladas en las comidas (bien colorida) y aderezada con aceite, limón o vinagre, orégano, sésamo y pizca de sal. La porción sería como dos puños cargados.
Evitar tener en la casa alimentos “tentación”: barras de chocolate; gaseosas; jugos envasados; bebidas alcohólicas; dulces; panificados. Incluir en todas las comidas porciones de proteínas: desayuno y merienda (leche, yogur, queso, huevo, frutos secos); almuerzo y cena: legumbres, huevos, queso, pescado, pollo, carne. La porción no debe exceder el tamaño de la palma de la mano.
Tomar mucha agua, muchas veces el hambre se confunde con deshidratación. Ejercitarse (caminata, bicicleta, gimnasia), subir y bajar escaleras, realizar tareas domésticas.