La Itaipú Binacional, en la margen izquierda, logró registrar imágenes inéditas del nacimiento de tapires en cautiverio, en su reserva, Bela Vista. Es el segundo cachorro nacido en menos de un mes en la reserva.
La entidad resaltó que en tiempos de incendios, estos registros son un signo de esperanza para el ciclo de la vida y las generaciones futuras de las especies.
El cachorro recién nacido es de un tapir brasileño. La “antinha”, en portugués, o para nosotros, mboreví, todavía no se sabe si es macho o hembra, porque está a solas con su madre, nació a las 17:22 del martes 17, lado brasileño.
El otro cachorro nació el 11 de agosto. Ella es una hembra y se le puso de nombre Carrot (zanahoria), que junto a su madre, Frida, ya puede ser vista por los visitantes.
Otros animalitos
En la reserva también se registraron otros nacimientos en cautiverio. Las familias de nutria y ciervo también han ganado nuevos miembros desde junio: dos nutrias, macho y hembra, y dos crías de ciervo, también macho y hembra, sumando un total de seis cachorros en el RBV.
Estas especies, junto con el tapir, cuya reproducción puede darse en cualquier época del año, son parte de los 305 animales de 53 especies que habitan el refugio.
Según la veterinaria Aline Luiza Konell, la labor no solo se centra en la reproducción, sino en el mantenimiento y cuidado adecuado de las especies, buscando su futura liberación en la naturaleza. Este esfuerzo ha sido exitoso con especies como los ocelotes y paujiles. Konell subraya la importancia de estos datos en la colaboración con otras organizaciones para mejorar el manejo de especies en peligro.
El registro de los comportamientos reproductivos bajo cuidado humano es vital, ya que proporciona información valiosa difícil de obtener en la naturaleza. Un ejemplo de este enfoque es el manejo de las nutrias, que requirió adaptaciones en su entorno para asegurar el éxito reproductivo, en colaboración con el Proyecto Otter.
Estos nacimientos no solo son motivo de alegría para los científicos, sino también para los turistas y trabajadores del refugio, quienes ven en ellos una señal de esperanza frente a la devastación causada por incendios y pérdida de hábitat.