Cayo Enrique Sánchez (23), un joven de Santa Rosa del Aguaray (San Pedro), conjuga desde hace dos años su amor a los libros de su carrera de medicina con el trabajo pesado en las obras en su laburo como albañil. A pesar de que sus días suelen ser agotadores, se siente conforme con saber que puede con todo a fin de salir adelante.
El joven está en el cuarto curso de su carrera y afirma que hace de todo para poder seguirla. Su inspiración son su madre, una vendedora de yuyos y su padre, un albañil, de quien aprendió el oficio desde pequeñito, ya que lo llevaba con él a las obras.
Además de todo el laburazo que tiene de lunes a sábado como albañil, a la salida, enseña biología en un cursillo de ingreso para la carrera de medicina, del cual es director. Los domingos, único día libre para descansar, lo usa para servir, está de guardia como bombero voluntario de su ciudad.
Cayo aseguró a EXTRA que si bien no es nada fácil trabajar y estudiar medicina a la par, trata de continuar con un enorme optimismo, ya que para él solo “el cielo el límite”. Recordó que cuando iniciaron las clases virtuales aceptó ir a trabajar en una obra en el Chaco, en una frontera con Bolivia. “No había nada, me subía a andamios o árboles para conectarme a internet a estudiar, por suerte había una antena con panel solar”, recordó.
Resaltó que se siente orgulloso por lo que ya logró, ya que es el primer integrante de su familia que estudia una carrera universitaria.