Con solo ocho semanas de nacida, Cady fue abrazada por una mujer que llegó desde Estados Unidos para convertirse en su nueva madre.
La paraguaya fue criada por una hermosa familia en suelo americano, recibió una excelente educación y se convirtió en una ingeniera civil. Margarita también fue adoptada y voló al país del Tío Sam a los cuatro meses de vida.
Las madres de ambas son amigas, criaron a sus hijas enseñándoles sobre sus raíces guaraníes, nunca le ocultaron que sus madres biológicas son de nuestro país.
Es así como Cady y Margarita, con 29 y 25 años, respectivamente, se vieron atraídas por conocer su terruño. La primera vez que vinieron a Paraguay eran solo unas adolescentes. Fue por medio de programas de intercambio estudiantil.
Hoy, nuevamente están en nuestro país, construyendo casas para familias de escasos recursos, con la ONG Hábitat para la Humanidad-Paraguay, donde madres líderes ayudan a levantar ladrillo por ladrillo. “Siempre tuve pensado venir a trabajar en Paraguay. Siento un compromiso con él, le quiero devolver la oportunidad que me dio de conocer a mi nueva familia”, dijo Cady. La compatriota tiene pensado venir a vivir en Paraguay luego de jubilarse profesionalmente.
Margarita, en tanto, manifestó que se siente encantada por la calidez de los paraguayos. “El país es hermoso, pero necesita un mayor esfuerzo para ofrecer viviendas, alimento y trabajo a las familias”, sostuvo.
Margarita se casará en septiembre y Cady hará lo propio el próximo año. “Mi velo de novia será completamente de ñandutí”, anunció Margarita.
“Yo llevaré las gallinitas de cerámica para mi centro de mesa, son lindas y simpáticas”, expresó Cady.
La mamá de Margarita prefirió no dar su nombre, pero dejó un mensaje: “Las dos están en una casa donde se las ama. Mi familia dice: muchas gracias por el hermoso regalo que es Margarita”.