Marcelo Vidal tenía 48 años; había sido policía, pero ahora trabajaba como guardia privado en el minimarket de una estación de servicio de Tupungato, en el Valle de Uco, Mendoza, Argentina.
Por dos celulares
Esgrimiendo armas de fuego, dos delincuentes robaron los celulares a dos clientes del local. Vidal los persiguió y como no respondieron a su voz de “alto”, comenzó un tiroteo que culminó cuando el expolicía mató a uno de los ladrones, Franco Galdame (22) de seis balazos.
El guardia se comunicó al 911; cuando los policías llegaron, Vidal estaba descompensado y fue trasladado a un centro asistencial, donde finalmente falleció por un infarto masivo. El asaltante abatido, conocido como “El Porteñito” y quien portaba un revólver calibre 32 con 6 balas, tenía un extenso prontuario y era investigado por el crimen de una kiosquera en abril pasado, en la misma localidad.
Han aumentado notoriamente en Argentina los casos de este tipo, en los que las víctimas de hechos delictivos terminan matando al delincuente. El más notorio afecta a nuestro compatriota, el doctor Lino Villar Cataldo.