La noche del viernes, cuando los científicos temían que ya se hubiera quedado sin batería, el robot logró enviar un torrente de datos desde el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, a más de 510 millones de kilómetros de la Tierra.
Previamente, durante el día, el robot hizo con su taladro una perforación de 25 centímetros en el cometa, aunque no se sabe aún si logró extraer una muestra de la superficie.
Más tarde, el CNES, la agencia espacial francesa que participa en la misión, anunció que se había perdido el contacto por falta de energía del robot, enviado al cometa por la sonda europea Rosetta.
“Ya no estamos recibiendo datos. Hemos perdido el contacto”, el sábado hacia las 00H36 GMT, declaró Philippe Gaudon, jefe del proyecto Rosetta en el CNES en Toulouse (sur de Francia).
Según los cálculos del CNES, la batería de Philae debía quedar del todo descargada hacia las 02H00 GMT.
La Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) señaló por su lado que el robot “ha entrado en modo stand-by”.
A las 10H00 GMT se intentará entablar de nuevo comunicación con el robot, “aunque las posibilidades de establecer una comunicación son muy muy escasas”, declaró a la AFP Stephan Ulamec, del equipo de gestión en tierra instalado en Darmstadt (Alemania).
“Estamos bebiendo champán, porque está misión es un éxito”, añadió Gaudon.
Philae, que se posó a la sombra, entre unas rocas, funcionó primero con una pila de 60 horas de vida. El problema es que sus baterías solares, que debían tomar el relevo, no recibieron suficiente luz para permitirle seguir funcionando.
El robot logró no obstante una proeza, una rotación que le permitirá a sus paneles solares recibir más luz en los próximos meses, a medida que el cometa en que se encuentra avance hacia el Sol.
Esto le permitirá presumiblemente al robot salir de su hibernación hacia el mes de agosto, según Philippe Gaudon.