El miedo a salir de casa se da en niños y jóvenes

El síndrome de la cabaña: qué es y cómo superarlo. Tras la cuarentena vienen otra vez otros cambios.

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Es normal que sientan temor, de a poco los niños se van a adaptar al mundo exterior.

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“Antonio tiene miedo de salir, hace unos días le convencí de bajar a chutar la pelota que tanto le gustaba, apenas 5 minutos y ya quería subirse”, dijo un papá en un grupo de amigos en el WhatsApp

Puede que para muchas personas el estado de alarma que dictó confinarnos en casa bajo , comenzara como una enorme pesadilla.

Muchos pueden haber experimentado intensos niveles de ansiedad esos primeros días y semanas, niños y adolescentes no fueron la excepción.

Según la licencia en Psicología Clínica y en Pedagogía y directora del Centro Interdisciplinario Psicoeducativo (CIP), Mónica Ibarra, estas mismas personas pueden estar hoy desarrollando lo que se está dando a conocer como “el síndrome de la cabaña”. Hablamos del “síndrome de la cabaña” cuando experimentamos miedo por salir a la calle. Temor a contactar con otras personas fuera de las paredes, miedo a realizar actividades que antes eran cotidianas como salir a jugar con los amigos, ir a visitar a los abuelos, ir a la escuela o alguna actividad extra escolar, cumpleaños, bailes con amigos, etc.

“No es para preocuparse. Lo que sucede es que han aceptado la situación, no se trata de que los niños o adolescentes no quieran salir a la calle. El mensaje de ‘Quédate en casa’ ha calado también en ellos. Y los niños son quienes mejor se adaptan a las situaciones”, dijo.

Recomienda priorizar las salidas a la calle de forma gradual

Mónica Ibarra, psicóloga y psicopedagoga

Claves para gestionar el miedo de los niños a salir, según Ibarra:

  • Hablar con nuestros hijos sobre las emociones que les genera esta situación.
  • Normalizar el miedo que pueden sentir los más pequeños a la hora de salir a la calle. Podemos contarles situaciones que hemos vivido nosotros como adultos en los que hayamos sentido esta misma emoción.
  • Que los niños no se sientan obligados a salir. Cada chico tiene su ritmo de adaptación y debemos respetarlo. Si el pequeño no quiere no hay que forzarlo, sino lo pueden ver como un castigo.
  • Proponer salidas graduales, de manera que vayamos ampliando tanto el tiempo que permanecen en la calle, como la distancia a su domicilio.
  • Plantear que hablen con algún amigo o familiar de edad próxima que ya haya salido a la calle y haya tenido una vivencia positiva, para que pueda contarle su experiencia personal.
  • Mostrarles la realidad que se vive en las calles para que disminuya ese posible miedo a lo desconocido.
  • Motivarles para salir, dándoles la opción de poder llevar consigo su juguete favorito (esto le da seguridad).
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