Con los ojos cuadrados y el corazón acelerado a mil por hora quedó Federico Duarte ayer, luego de que un hombre le haya jodido.
Un “cliente” se acercó al humilde copetín “La familia” en Ñemby y, por G. 74.000, pidió toda la comida que pudo: asado a la olla, chancho al horno, ensaladas y una gaseosa.
El dueño ni desconfió hasta que el comprador desapareció en un pestañeo. “Le pidió una milanesa más y, cuando mi papá se fue a la cocina, huyó. Ya tenía la moto funcionando, en la cámara de seguridad se ve que antes entró tres veces para estudiar el movimiento”, contó María a EXTRA.
La rabia se apoderó de don Fede y su esposa, ña Teresa, quienes en 21 años en el rubro no habían pasado por algo así.
“Siempre tuvimos confianza en todos, pero eso se rompió ahora, por culpa de este vividor implementaremos el pago antes del consumo”, señaló la mujer.
Al señor se le subió la presión y todo cuando vio que el sujeto iba con el fruto de su esfuerzo.
Muchos identificaron al sinvergüenza como Ubaldo Krause López, de Capiatá.
“Le hizo lo mismo a una señora que vende carnes y embutidos en Fernando”, contó Édgar Benítez.
Ana Amarilla mencionó que el tipo es conocido por la gente capiateña. “Ya robó a medio mundo, estuvo preso, le soltaron”, agregó.
María hizo la denuncia en la Comisaría 7ma. de Ñemby, donde le dijeron que tiene antecedentes por varios hurtos. “Se hace pasar por técnico de aire para robar electrodomésticos”, dijo la hija del afectado.
¡El colmo!
Ya hubo otros casos similares
- Un joven pidió chipa y huyó, en Minga Guazú.
- En Areguá, uno pidió empanadas, milanesas, tarta, sándwich y una gaseosa. Dijo que traería el efectivo de su auto, no volvió jamás.
- En San Ber, un joven llevó un pack de cerveza. Mediante escrache, pagó.