Cansada, impotente y con el dolor de su alma, Paola Ibáñez decidió dar un paso al costado con su amado hijo. Luchó con todas sus fuerzas para que J. M., su retoño con autismo, ya no sea discriminado.
El niño de 6 años cursaba el 1er. grado en la Escuela N° 862 San Rafael Cañada, de Luque, lugar que no fue precisamente su segunda casa.
Su calvario comenzó en febrero cuando la maestra Mirian Orué de Cortessi demostraba una clara diferencia en el trato con el pequeño, según denunció la madre. Paola alzó la voz y llevó sobre sus hombros el mote de “mamá problemática” todo ese tiempo.
La docente fue a otra casa de estudios y el MEC concretó una solución, pero nada cambió.
“Desde entonces, la comunidad educativa en sí tomó represalias contra mí, pisar esa escuela ya era un calvario, varias profes no me hablaban y la peor parte se llevaba mi niño”, expresó.
Reveló que otras criaturas le insultaban al escolar sin que nadie moviera un dedo. “Le decían ‘nene bobo, nene gay’. ‘Por favor mamá, ya no me lleves a esa escuela’ me suplicaba”, contó llorando Ibáñez.
Pero la gota que colmó el vaso de los padres del chico fue un roce con la mamá de una de sus compañeritas.
“Me condicionó: ‘O le quitás del colegio o le quito yo a mi hija’, me dijo con prepotencia, además de decirme con soberbia que conseguiría otro lugar para mi nene”, recordó.
Se rindió, obligada
Supuestamente, la nena “tenía fiebre cada vez que veía a su hijo”. Con ese dicho, el mundo de la doña se desmoronó.
“Hicieron para orillarme a que me rinda y le quite del colegio, lo que finalmente lograron”, lamentó.
El pasado lunes, fue la última vez que J. fue a clases, sitio que él mismo califica como “maldito”.
Impotencia: “Con todo el dolor, me rindo, porque ya me afecta en mi salud y si me muero, ¿quién lo cuidará?”. Paola Adriana Ibáñez, mamá del pequeño.
Pero no solo allí pasaron las de Caín, también en el barrio, de donde decidieron mudarse.
“Vivimos en pánico, a las 18:00 ya nos llaveamos por miedo, y vamos a mudarnos de Luque a Areguá”, dijo.
La decisión se tomó luego de un pico de estrés que la llevó a internarse en el Hospital de Luque. “Ya me enfermó, si muero quién va a cuidarlo?”, lanzó.
“Él director siempre se mantuvo ausente, mientras mi niño sufría”, criticó Paola.
La otra versión
Tras esta denuncia de bullying y discriminación, el director de la institución, Raúl Martínez, salió al paso y negó rotundamente las acusaciones de ña Paola.
“Jamás ejercimos presión sobre ella para que dejen la escuela, por el contrario, buscamos estrategias para ayudarle a su hijo todo este tiempo”, dijo.
Contó que incluso se hicieron reuniones en donde participaban ambas partes involucradas y se llegó a varios acuerdos.
Recordó que la última charla que tuvieron fue justamente por el caso que la señora mencionó: el supuesto roce con la madre de otra aluminita.
“Esa reunión la hicimos porque la madre de esta niña pidió hablar sobre las agresiones que recibía su hija, según contó. Esa vez, estuvimos todos, incluyendo la vicedirectora y la gente de Inclusiva. En ningún momento la señora le condicionó ni le presionó para que le quitara a su nene de la escuela”, aseguró.
Sostuvo que como institución no pueden permitir que ninguna madre presione a otra, como manifestó la denunciante. “Incluso se labró acta y todo de esa conversación que resultó amistosa”, agregó.
Reconoció que la situación no fue fácil porque el alumno con autismo se comporta agresivo con los demás niños. “Entendemos su condición, pero constantemente tratamos de apoyarle, de eso no hay duda, es más, quedamos en que la señora Ibáñez debía traer los reportes de la criatura estaba asistiendo cada viernes a sus clases especiales en el Club de Leones”, expresó.
Negó que se haya mantenido al margen del problema y aseguró que las puertas de la institución están abiertas para que el escuelero regrese.
Habló la otra mamá
Por su parte, M. B., mamá de la nena que supuestamente había dicho “o le sacás a tu hijo o le quito yo a mi hija” también se pronunció al respecto.
“Nunca discriminé a su hijo, es mentira lo que dice, todos queremos al nenito, me consta que todos lo ayudaban, le cuidaban, desde las profesoras hasta el director”, dijo.
La doña expresó estar muy sorprendida por la reacción de ña Paola ya que todo había quedado bien entre ellas. “Desmiento categóricamente que yo le haya dicho esa frase y menos con esa actitud, sí le expresé mi preocupación como mamá porque mi niña rogaba no ir a clases porque tenía miedo a su hijo”, explicó.
Recordó que la niñita le reveló un día que su compañerito le agredía y que ya estaba cansada de esa situación. “Me dijo que ya no aguantaba, qué él le escupía, que le tiraba bloques y encima le insultaba”, contó.
Por esa razón ella pidió aquella reunión en donde le pidió, según dijo,que la señora le hable a su hijo. “Lo que le dije fue que por amor a mi hija yo le voy a cambiar de escuela, porque nadie quiere que su ser querido sea golepado o insultado, ojalá que se solucione porque esto deja mal parado a una institución que para nosotros es excelente”, concluyó.
MEC intervino, pero no funcionó
En comunicación con EXTRA, la directora de la Niñez y la Adolescencia del MEC, Sonia Escauriza, lamentó que la situación no se haya solucionado en su momento. Una comitiva había ido a la institución y se había concretado un acuerdo, luego de varias reuniones en donde estuvieron ambas partes. Sin embargo, no funcionó.
“Me pone triste, los encargados de la Dirección General de Educación Inclusiva ya están monitoreando el caso”, manifestó. No obstante, la mamá del nene dijo que no dará un paso atrás en su decisión de quitarlo de la escuela.