El cucurucho en la cocina y el video de circuito cerrado de una despensa, donde se ve a Christopher Romero comprando un pote de helado y dirigiéndose a la vivienda de Érika de Lima Cortes lo comprometen bastante y es el principal sospechoso del crimen. La joven fue asesinada de 19 puñaladas, el domingo.
Christopher es un electricista que fue contratado por la dueña del inquilinato para pasar su sistema eléctrico de monofásico a trifásico y cambiar todos los cables. En la pieza de Érika también realizó unos trabajos, como la reparación del calefón de la ducha. “Yo le pagué todo por el trabajo y desconozco si en ese interín se hizo amigo de Érika”, dijo Cristina Benítez, dueña de la propiedad.
El electricista cuenta con antecedentes por un hecho similar en 2012, cuando fue a la cárcel por asesinar a una estudiante de nombre Patricia Benítez, en un hotel de Pedro Juan Caballero. El joven apuñaló a la mujer y luego intentó quemar el cadáver, según los datos. Los restos de Érika, quien era estudiante de Medicina y modelo, fueron velados primero en Paraguay.
Luego su padre, Raniel Cortes, la llevó a su ciudad natal, en Pontal do Araguaia, Brasil. En el velorio colocaron un cartel que decía: “Cuando una mujer muere de esa manera, todos nosotros morimos un poco con ella. Érika Cortes, descansa en paz”.
La hija de la dueña del alquiler contó al fiscal Gabriel Segovia que escuchó a Érika hablando y reírse con alguien a eso de las 23:00, lo que coincide con las horas que ella llevaba muerta, cuando su amiga la encontró tendida en el piso, en un charco de sangre y con la cara tapada con un paño blanco, en la madrugada del lunes.