Agarró el timón azulgrana y no paró de ganar como entrenador. Ordenó la casa, devolvió la confianza a los jugadores. Rehabilitó a un jugador fundamental como Fidencio Oviedo, quien había sido enviado al “freezer” por su sucesor, Leonardo Astrada.
Cerro Porteño le debe y mucho al trabajo de Roberto Torres para sumar una estrella más en el fútbol paraguayo. Sus números son incuestionables como conductor del plantel: 13 partidos ganados, 2 empatados, ninguno perdido.
Y eso que llegó con el rótulo de “DT interino”. Lejos de hablar sobre su exitosa labor, Torres trasladó todos los aplausos hacia sus pupilos. “El mérito es de mis jugadores. Tengo futbolistas de muchísima jerarquía. El grupo realmente se portó. Nosotros pusimos nuestro granito de arena, pero creo que los jugadores son los artífices de todo esto. Esto es Cerro, esto es pasión. Por eso quiero felicitar a todos mis futbolistas”, afirmó Roberto, a quien se lo vio sumamente emocionado al consumarse el campeonato a favor del Ciclón.
“En primer lugar, dedico este título a Dios. En segundo lugar, a mi familia porque, como siempre se lo dije a mis jugadores: la familia es la que está con uno en las buenas y en las malas. Se lo dedico a mi señora Fabiola, a mis hijas Valeria, Jessica, a mi hijo Marcelo. A mis hermanos. Quiero agradecer también al presidente Juan José Zapag, que confió en mí. En segundo lugar, a mi familia porque, como siempre se lo dije a mis jugadores: la familia es la que está con uno en las buenas y en las malas. Se lo dedico a mi señora Fabiola, a mis hijas Valeria, Jessica, a mi hijo Marcelo. A mis hermanos. Quiero agradecer también al presidente Juan José Zapag, que confió en mí”, expresó también el “Tiburón”.