El 1 de junio, uno de los hombres más influyentes de nuestro país, Nicolás Leoz, perdió la libertad. Ese día, el juez Humberto Otazú ordenó su prisión domiciliaria (sobre la calle Quesada en el barrio Herrera de Asunción) tras el escándalo de corrupción que salpicó a importantes directivos de la FIFA. La justicia norteamericana lo imputó por fraude, crimen organizado, entre otros delitos.
El expresidente de la Conmebol pasó su último cumpleaños (el 10 de septiembre) en su casa y ya no con una fastuosa fiesta. Aguarda la resolución del pedido de extradición a EE.UU. El caso está ahora en manos de la Cámara de Apelaciones. La defensa solicitó el archivamiento de la solicitud norteamericana por considerar que no existe una ley que sirva de guía para un proceso de extradición.
La posición de Leoz
“Nuestro planteamiento es previo a entrar a discutir si procede o no la extradición. Lo que se va a resolver es si procede o no la extradición. Si es que se acepta nuestro pedido, se resolverá que no hay un procedimiento, entonces, no se puede ni siquiera estudiar”, explicó Ricardo Preda, abogado de Leoz. “Lo que no existe en nuestro sistema es un régimen para regular cómo se va a estudiar ese pedido. Si nuestra posición no prospera, ahí recién se va a estudiar el pedido de extradición e indicaremos nuestra posición al respecto. Ahora estamos discutiendo la falta de un procedimiento”, acotó.
Preda insistió en que, recién cuando la Cámara de Apelaciones se pronuncie, la defensa sentará postura sobre el pedido de extradición que realizó EE.UU. “Tenemos nuestra posición, pero no la queremos discutir aún”, justificó. El profesional señaló que su cliente se encuentra “estable” pese a sus complicaciones de salud. “Ya tiene varios achaques que los viene arrastrando. De hecho, tiene 24 horas de enfermería permanente desde hace tres años”, refirió.