Prometieron adrenalina y emotividad y no desentonaron. La película entre Chile y Uruguay, por los cuartos de final de la Copa América, fue muy clara. El anfitrión proponiendo desde el inicio, con la conducción de Valdivia y Vidal, pero los charrúas, fieles a su estilo, metieron suspenso hasta el último segundo en un colmado estadio Nacional de Santiago.
La “Roja” tardó un poco en meterse en su papel, pasó unos minutos iniciales de preocupación a causa del empuje de la “Celeste”. Pero, poco a poco Chile logró tener el dominio total del balón y generó mucho fútbol, incluso desbordando por los dos costados. No obstante, se encontró con su gran falencia: la falta de peso en área rival. Godín y su “ahijado” Giménez se cansaron de despejar balones de su zona. Cabe destacar la gran personalidad que tuvo el golero trasandino Claudio Bravo, quien salió a cortar cada centro charrúa, siendo clave para contrarrestar la gran ofensiva aérea de Uruguay.
Pasó de todo
La primera jugada clave se produjo a los 62 minutos, cuando Ricci decide mostrar la tarjeta roja a Cavani por una tibia reacción ante Jara, que metió la mano donde no debía. Con uno menos, Uruguay casi llega al primero cuando Carlos Sánchez sacó un derechazo que dejó parado a Bravo. El balón pasó muy cerca del palo. Cuando se acrecentaba la idea de los penales, Valdivia se quedó con un manotazo corto de Muslera, cedió el balón hacia Isla, quien se acomodó y desató el primer grito sagrado de la noche en el coliseo de Ñuñoa, a los 81'.
Los minutos finales fueron de mucho nerviosismo, hasta el maestro Tabárez terminó expulsado. Uruguay terminó con 9 hombres por la roja a Fucile. Así, con poco, Chile se metió a semifinales y se ilusiona con su primera Copa América. Ahora espera por Bolivia o Perú.