Se llama Juan Manuel Bogarín pero todos en San Juan Bautista (Misiones) lo llaman Juanchi Campestrini. Tiene 11 años y se maneja en silla de ruedas. Pero eso no le impide entrenar con los chicos de las divisiones inferiores del club 1° de Mayo de la liga local. Su posición: arquero.
Luciendo una camiseta de su querido Olimpia y junto a su entrenador ensaya las mismas estiradas y tapadas de su nuevo ídolo: Cristian Campestrini. Utiliza los brazos y las rodillas para impulsarse y abrazar la pelota, soñando a que es el dueño de la portería decana. El pequeño campeón franjeado es un ejemplo de perseverancia y amor a la vida.
Corazón olimpero
“Siempre vengo a practicar pero un poco más tarde porque hace calor. Me quedo en el arco, me llevo bien con mis compañeros, todo tranquilo con ellos. Me dicen Campestrini, soy olimpista de corazón”, cuenta Juanchi a TV 7, un canal televisivo de la ciudad.
“Es todo un ejemplo para todos los chicos. Tiene unas enormes ganas de jugar, hacerle practicar es darle una esperanza de vida. Él no camina, tiene las piernas dobladas y se maneja con las rodillas, se empuja con las manos.
Es fanático de Olimpia y el emblema del 1° de Enero. Se le quiere mucho acá en el club”, cuenta por su parte Adrián Verza, su entrenador. En el partido que Olimpia le ganó a Nacional por 1-0 en la última fe cha del Apertura, Juanchi pudo convertir su sueño en realidad. No solo conoció a Campestrini en persona, sino también al portero Víctor Centurión y a futbolistas de la talla de Salustiano Candia, Juan Manuel Salgueiro, Iván Torres, Carlos Javier Acuña, entre otros. Los jugadores lo saludaron y se quitaron fotos con él. Demás está decir que fue uno de los días más felices de Juanchi Campestrini.