La “oración” de Santaní fue bastante fuerte y el Ciclón no tuvo una noche tranquila en el Defensores del Chaco. Pese a que arrancó el partido con mucha decisión y fue el primero en prender la alerta frente a las porterías, Cerro Porteño sufrió más de la cuenta para tumbar a un guapo y punzante conjunto albinegro.
Los santanianos tuvieron dos enormes problemas: la cuota de suerte del rival y una preocupante falta de puntería frente al arco de Cristian Álvarez. Víctor Aquino tuvo una jornada para el olvido. El delantero se cansó de desperdiciar las mejores ocasiones ofensivas que tuvo Santaní. La más increíble fue un milimétrico pase de Gracián que Aquino se encargó de terminar con un disparo a las gradas.
Poco o nada le interesó eso a Cerro porque a los 18 minutos apareció el nuevo mimado de la hinchada: Diego Lugano. El defensor charrúa empujó el balón en el área chica, con más oportunismo que decisión, y decretó el primer grito sagrado de la tarde-noche. No obstante, aún con la ventaja, el Ciclón siguió sin encontrar su Norte y no apareció el fútbol alegre y dinámico de otras jornadas.
En el segundo tiempo, los azulgranas controlaron mejor la furia y las ganas del rival, pero siguieron sin encontrar la tranquilidad en el trámite. Roberto Torres, DT azulgrana, comenzó a refrescar su equipo poniendo a jugadores más aguerridos y un poco más defensivos en el mediocampo.
Turbulencia
Cuando algunos empezaban a bostezar, Blas Cáceres sacudió a todos con un zurdazo que se desvió en Ramón Ortigoza y que se metió en el arco santaniano a los 83'. Se cerró el partido pensaron muchos, pero no para Robert Servín. El defensor se elevó más que todos y clavó un testazo a los 86' para poner suspenso hasta el final, pero la suerte estaba echada, fue triunfo del Ciclón por 2-1. Ganándole a Nacional el miércoles, Cerro será el puntero