Mason Archambeault (19), una estudiante estadounidense, llegó al Paraguay con un programa de intercambio del Rotary Club San Lorenzo y vivió una gran aventura al hacerse amiga de una perrita callejera a la que se negó a abandonar.
La joven estaba paseando en una camioneta cuando sus amigos observaron un perrito al costado de la ruta en Capiatá y se detuvieron. Era una cachorra de solo unas semanas de nacida, abandonada en el sitio a su suerte.
Mason se agachó y llamó a la perrita tronando sus dedos. El animal corrió hacia ella y se regocijó en sus manos. La extranjera decidió adoptarla y la llamó Chupita.
Esa misma noche Chupita cayó del balcón de la casa cuando todos salieron a cenar. Al volver, ya no la hallaron. La buscaron por todo el barrio y, una hora después, la perrita apareció frente a la casa, sana y salva. En ese momento, Mason decidió no volver a abandonarla.
“Mason pasó 11 meses en Paraguay. Nos quedamos encantadas con la responsabilidad que asumió con su mascota. Ella, sin molestar a sus encargados, realizó una campaña para juntar el dinero y pagar el vuelo de Chupita”, explicó Zonia Patiño, miembro del Rotary Club.
La norteamericana contó la historia en una plataforma estadounidense para recaudación de fondos y pidió ayuda para juntar 780 dólares (unos G. 4.407.000), lo que costaría el vuelo de Chupita hasta la ciudad de Clarksville, Estados Unidos. Mason consiguió la plata y su amiga de cuatro patas viajó en avión el martes pasado y fue recibida por los padres de su dueña. La estudiante viajó en otro vuelo el viernes y, al llegar a su casa, Chupita le dio una cálida bienvenida.
Mason y Chupita, en EE.UU.