Dos kilómetros recorre la profesora María Belén Gómez en canoa, para enseñar dentro de una vivienda de emergencia a sus cuatro alumnitos. Un ejemplo de amor y entrega a la docencia es María Belén Gómez Amarilla, quien debe sortear todo tipo de obstáculos para llegar a una escuelita de Banco Pirãi, pequeña isla en el departamento de Ñeembucú.
Dos kilómetros es la distancia recorrida en canoa por la profesora. Antes de salir, espera a dos de sus alumnitos para luego subir al transporte a las 05:40 y partir hacia el remoto lugar, donde la esperan otros dos estudiantes.
Esta adversa situación se da a raíz de las constantes crecidas del río Paraguay que azotan a los pobladores de la zona, dejando destruida la escuela Luis María Argaña. “No son como los niños que a lo mejor en otros pueblos se preocupan por jugar. Acá nos preocupamos por nuestra realidad.
Ellos escuchan la radio, dicen que va a subir el agua, que va a ser más grande que la otra crecida. Ahí se empiezan a preocupar, a alarmarse y dicen: ‘profe ¿qué va a pasar?, ¿a dónde nos vamos a ir? y ¿si nos agarra todo, qué va a pasar de nosotros?’. Se tiene que apelar a que Dios es grande y que no nos va a abandonar”, relató a “Invisibles”, programa emitido por la RPC.
Dura prueba
Los primeros tiempos fueron difíciles para Gómez. A pesar de que vive en una zona rivereña, Villa Franca, nunca subió a un bote ni se asomó al río. Tener que ir por agua todos los días hasta Banco Pirãi, fue dura prueba. Dentro de la modalidad plurigrado, la maestra enseña el tercer, cuarto y sexto grado; en los días fríos, en una vivienda de emergencia, y cuando hace calor, bajo árboles. “Para mí no es un sacrificio porque yo no lo hago forzado, lo hago de todo corazón”, reflexionó la docente.