Familiares de policías se manifestaron para reclamar las carencias que viven los uniformados. El suboficial mayor Alfredo Paniagua perdió la vista en un ojo, luego de haber sido atropellado por un motociclista que huía del control policial. Paniagua estaba frente a la Jefatura Policial de Canindeyú cuando ocurrió el percance, hace cuatro años.
Estuvo en coma durante un mes, al borde de la muerte. Lo tuvieron que someter a cuatro cirugías. Raquel Zarza, esposa de Paniagua, lamentó que este año su marido no cobrara el 25% sobre el salario, que le corresponde por discapacidad. “Tenemos muchos gastos, además, seguimos pagando los costos de la internación”, dijo Raquel.
Asesinado
Emilia Ortega, hermana de un policía asesinado, lamentó las penurias que sufren los uniformados. Pedro Ortega era jefe de la comisaría de Naranjaty, distrito de Horqueta, lo trasladaron como personal de la comisaría de Arroyito, donde tres días después fue acribillado por un sicario. Ocurrió en febrero del 2014; el autor material fue detenido, no así quien hizo el encargo.
La marcha de ayer se inició frente a la Estación Central del Ferrocarril, luego se dirigieron a la Comandancia, donde representantes de familiares de policías expusieron sus críticas al comandante Críspulo Sotelo. Acordaron la formación de un equipo técnico, con el fin de responder las inquietudes de los manifestantes.