¿Se nace o se hacen? El mantenido se puede sentir discriminado en grupo de amigos, por lo que busca demostrar su hombría con mujeres “extras”, según psicólogos (ilustración).
“Leticia” (28), oriunda de Hohenau, Itapúa, empezó a endeudarse para tener las comodidades para el bebé que venía en camino, pero mucha ayuda no tenía de su pareja, con quien estuvo cinco años y quien siempre le ponía una excusa para no trabajar.
A los un año de haber nacido el hijo de ambos, decidieron separarse. Ella viajó a la Argentina para tener un futuro mejor. “Tuve que viajar porque no conseguía nada porque tenía Informconf”, lamentó Leticia.Agregó que tiempo después el hombre le pidió volver con la relación y también construir una casa.“Le mandé mis ahorros, al día siguiente ya no me habló. Después me confirmó que tenía otra pareja y que esa plata era por todo el tiempo que me aguantó”, recordó con dolor.
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A esta “táctica” es lo que la psicóloga Eraida González denomina “un nuevo estilo de economía romántica”. “Algunos hombres están dispuestos a vivir totalmente a costa de sus parejas y ellas se relacionan por el miedo a ‘quedar solas’”, explicó la profesional.
Describió a los “mantenidos” como hombres que no trabajan (y ya perdieron la intención de hacerlo) y tienen la buena suerte de encontrar una mujer que pague por ellos el alquiler, la cuota del colegio del niño, los gastos de la casa, hasta la ropa que usan y el paquete de cigarrillos que se fuman.
Explicó que un hombre que dependa un 100% de los ingresos económicos de la mujer, tiene chances de ser infiel hasta tres veces más que las mujeres que dependan económicamente de su marido.