Con la mirada fija hacia los miembros del tribunal, Eligio Gómez (51) se frotaba las manos. Los nervios estaban a flor de piel, pero la fe seguía intacta. Cuando por fin llegó el momento de conocer el veredicto, su corazón comenzó a latir más fuerte. Firme y de pie, escuchó lo que durante tres años anheló: ser absuelto de culpa y pena.
El comerciante oriundo de San Alfredo, Concepción, había estado tras las rejas de un frío calabozo durante tres años, luego de que la Fiscalía lo acusara de homicidio doloso por el asesinato de los hermanos Erinaldo y Leónido Villalba. Ambos ingresaron a su casa un 25 de marzo del 2013, armados y con la intención de robarle.
Eligio forcejeó con Erinaldo, a quien logró sacar su arma y le disparó, muriendo este en el lugar. Luego, hirió a Leónido, quien fue asistido por médicos, pero falleció días después en un hospital de Asunción. Tras este episodio se inició el calvario del almacenero. Ayer el tribunal que juzgó su caso lo absolvió, dando lugar a la legítima defensa.
Eligio, tras conocer que por fin se hizo justicia, abrazó con todas sus fuerzas a su mujer, a uno de sus hijos y ya no pudo contener las lágrimas. “La cárcel peteî infierno karape. Ndadeseái che rapichape” (La cárcel es como un pequeño infierno que no se lo deseo a nadie), expresó entre lágrimas.
El hombre dijo no saber qué rumbo tomar aún, ya que su familia sigue recibiendo amenazas por parte de los Villalba. Aseguró que durante su estadía en la cárcel de Concepción vendió casi todo lo que tenía y que ahora deberá comenzar todo de nuevo.