NARCOTRÁFICO Y AJUSTE DE CUENTAS EN TORNO A HOMICIDIO
Hermana mayor andaba de amores con poli brasileño.
BRUTAL
Camioneta en la que fueron hallados los cuerpos de las hermanas desmembradas, decapitadas y calcinadas en el horrible episodio.
Una tensa calma inundó ayer las calles de la “terraza del país” tras el terrible hallazgo de los cuerpos de las hermanas Fabiana y Adriana Aguayo Báez. Ambas fueron desmembradas, decapitadas y calcinadas en el barrio Ybypé de Pedro Juan Caballero. A primeras horas de la mañana, una caravana de familiares, amigos y allegados las acompañó hasta su última morada.
FINADAS. Las hermanas Aguayo.
Quienes no descansan desde el momento de su rapto, ocurrido en la tarde del miércoles, son los investigadores, quienes afirman que hay un 90% de probabilidades -si no es más- de que el crimen esté ligado al narcotráfico.
El comisario Víctor López, subjefe de Investigaciones, señaló que muchas cosas dicen las paredes de la ciudad, entre ellas que aparentemente la mayor, Adriana, andaba de amores con un policía brasileño para quien hacía de informante. “Hay muchas cosas que se dicen”, deslizó López. Añadió que no se pudo comprobar que las jóvenes se dedicaban a las ocupaciones que mencionó su madre y que para vivir solo de la venta de ropas y dedicarse al empeño, llevaban una vida de lujos.
Según los datos, Fabiana aún tenía contacto con su ex Juliano Pereira, recluido en una cárcel de máxima seguridad en Matto Grosso por narcotráfico, y aparentemente la joven de 23 años estaba decidida a liderar el “negocio”, lo que habría despertado el enojo de su marido, a quien había pedido el divorcio. Al cierre de esta edición, la cumbre de seguridad de Mato Grosso analizaba realizar un operativo en la prisión donde está recluido Pereira, ante las sospechas de que ordenó la ejecución de las hermanas.