Los silleteros cuentan que el calambre es la molestia más común y para evitar deben consumir de 6 a 12 bananas por día.
Desde hoy, al pasar por la avenida Aviadores del Chaco casi Santa Teresa de Asunción, el paisaje presentará una majestuosa vista: los cuatro enormes edificios del World Trade Center (WTC).
La construcción, que duró cuatro años, es mano de obra 100% paraguaya. Unos 1.000 obreros transformaron en realidad el ambicioso proyecto.
El arquitecto Víctor González Acosta, ideólogo del proyecto, manifestó su satisfacción al finalizar una obra que marcará historia en la arquitectura paraguaya.
“Estamos muy satisfechos, lo que era solo un sueño hoy es una hecho”, expresó. El profesional destacó la labor del obrero paraguayo y el compromiso que cada uno asumió desde el primer día.
Por otro lado, explicó que el World Trade Center estará abierto para todo público. “Ese espacio del centro, que es el corazón de la manzana, es un espacio privado. Sin embargo, nosotros vamos a abrir a la gente, va a ser un espacio público. Habrá exposiciones, cursos de orfebrería, etc.”, sostuvo el profesional.
La construcción demandó una inversión de 77 millones de dólares. El complejo tiene cuatro torres de 20 pisos cada una y un sector destinado al estacionamiento, para mil automóviles. La obra en sí tiene unos 80.000 m².
En las alturas
De los 1.000 obreros, hay un pequeño grupo de audaces pintores que trabajó a más de 90 metros de altura para dar el toque final. Ellos son los silleteros, cuyo desafío fue enfrentar el miedo a caer. Algunos iniciaron su oficio en esta obra; otros, sin embargo, vieron en el World Trade Center la culminación de la profesión.
Todos coincidieron en que se trabajó con mucha seguridad; producto de ello es que, en cuatro años de trabajo, no hubo ningún obrero accidentado.
Algunos de los protagonistas compartieron brevemente con EXTRA sus pequeñas historias, en una tarea que requiere de mucha valentía y, sobre todo, de audacia.