Doña Daniela Romero siempre se sienta en el asiento de enfrente para facilitar su descenso del colectivo. El viernes pasado subió a un micro de la Línea 18 y al momento de bajar pidió al chofer que pare bien el micro para no tener dificultades, porque tiene una prótesis en un lado de la rodilla y el otro estaba con hinchazones.
Cuando intentó pisar el segundo escalón de la estribera, se fue para el fondo, golpeando su rodilla lastimada, porque al ómnibus había sido se le salió un peldaño, detalle que el conductor no le advirtió a su pasajera.
“Me fui en el fondo, me arrodillé y no pude levantarme más. Por suerte no me caí mal y mi cabeza no fue a parar contra el muro”, contó la afectada.
Fue asistida por una sobrina que por fortuna se encontraba en el trasporte público, ya que el conductor y el inspector del colectivo ni se movieron para ayudarla, recordó la viajera. La señora contó que ahora se encuentra utilizando una rodillera y que le cuesta todavía caminar, después del accidente.
César Ruiz Díaz, titular de Cetrapam, dijo que hay un reglamento del Instituto Nacional de Tecnología y Normalización que indica que la altura de las estriberas debe ser de entre 20 y 30 centímetros. Pidió denunciar a los micros que tengan las estriberas altas o en mal estado ante el Ministerio de Trasporte, para que puedan multarlos y sacarlos de circulación. El conductor debe asistir a los que se caen, añadió.