Doña "adoptó" a un abuelo y le dio familia

“Sargento” no existe en papeles, no tiene cédula. Dice llamarse Blas Pacheco y sería de Ybycuí departamento de Paraguarí, de donde viajó en busca de mejores tiempos hacia el Este del país, llegando a trabajar entre los pobladores campesinos de Mallorquín.

Trabajaba en el vecindario como changador, hasta que la vejez le fue restando fuerzas y terminó en una casa abandonada de la colonia Paz del Chaco, del mismo distrito, relató Édgar Medina.

Cada vez más flaco y enfermo, algunas personas le dejaban un pedazo de fiambre. Su muerte era casi segura de seguir así.

Tuvo un ángel de la guarda

Doña Adolfina se encargó del cuidado de Sargento, quien ya sufría de una ceguera, que ahora se complica con la sordera y la dificultad para hablar, propia de la edad que tiene, cerquita de 100 años por ahí.

Al mismo tiempo, la valiente mujer se encarga del cuidado de su hermano de 73 años, quien sufre de una parálisis infantil que le había dejado con dificultades para movilizarse. Adolfina también lo cuidó durante toda su vida y ahora le sumó a su familia a Sargento, ella cuida de ambos.

Su apodo

El abue adoptado no tiene certificado de nacimiento, ni cédula de identidad, ninguna persona conoce su edad verdadera, aunque todos le conocen como Sargento, apodo ganado por haberse vestido siempre con ropas verde olivo, similar a la que se utiliza en los cuarteles del Ejército Nacional. Doña Adolfina es muy querida en la comunidad, hasta la Muni valora la decisión de dar hogar a un abue.